En el bar Loan, donde los chocos van a dos cincuenta,
los viejos toman carajillos para desayunar.
Entre copa y copa salen a fumar.
Te canto un fandango natural.
¿Qué no? ¿Cuánto me das?
El cante se paga. Y eso es cante de verdad.
No me jodas, Manué, canta ya.
Y Manué se arranca y deja de cantar.
No pares, coño. Y Manué pone la manita.
Pa lo que me vas a dar, ahí tienes cante una jartá.
Hijo puta, Manué, eso no se hase.
Terminan el Ducados y entran al bar.
Gritan. Toman otra.
En el bar Loan, donde los chocos van a dos cincuenta, no se fracasa nunca.
El fracasado no puede fracasar.
Iván Romero Varo 5/9/13
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