miércoles, 2 de abril de 2014

Cuando las luces de los escaparates se apaguen

Cuando las luces de los escaparates se apaguen
y los coches dejen de gruñir,
cuando los ojos de los transeúntes naufraguen
en las cuencas y el pudrir
de los dientes carcomidos por el hambre
infecte el aire de las calles,
habrá quien sobreviva y corte el alambre
insuflando de rebelión los valles.

...CONTINUARÁ...

mi reina caníbal

Cómeme el alma a bocados. 
Quiero que me engullas sin compasión, 
que no dejes ni un pedazo de mi carne sin morder, 
sin amoratar, 
sin ensangrentar. 
Necesito saber que no puedes sobrevivir 
sin un pedazo de mi carne entre tus dientes. 
Necesito sentir que necesitas esta sangre, 
que todavía tienes hambre, 
que aún caminas sobre el alambre, 
que no pertenecemos todavía al enjambre, 
que no me has embutido, 
convertido en fiambre. 
Muerde, 
mi reina caníbal.

martes, 1 de abril de 2014

sin embudo

Qué placer no tener embudo
castrador de pensamientos,
por seguro otro sesudo
se fustigaría al momento
después de haber perpetrado
poemario tan errado.

mente lacia

Qué poco sentido, 
qué poca gracia.
¿Porqué no me habrá caído
otra mente menos lacia?


hambre

Tengo hambre ya a las diez,
aunque desayune mucho
hay que ver qué rapidez
y cuantos quejidos escucho
provenientes de mi buche
Y creo entender que dice:
"¡Diez truchas pardiez!"

libertad

Qué libertad de acción
y que gusto de pereza
voy a escribir una canción
o a abrirme una cerveza.

Me han echado de un trabajo

Me han echado de un trabajo
que me daba muchas penas
ahora cuento las cadenas
con las que curraba a destajo

Ahora les miro ahí abajo
mientras suelto mi melena
y me quito el sostén.

Escribir por escribir

Escribir por escribir
no ha de dar buen resultado,
pero aún no me he cansado
y no voy a desistir.

Sin afán de descubrir
lo torpe de mi talento,
no quiero estar tan atento,
yo prefiero no sufrir.

Mis poemas

¿Qué más da si son muy malos?
¿Qué más me da si no te gustan?
Si a mí me descargan, me vacían
de pensamientos que asustan,
de esa sensación de halo
que rodea mi cabeza
nublándome la vista
y helándome la nuca.

tu habitación

Tomo cartas en el asunto,
mientras me pregunto:
¿A qué se debe este follón?
¿No estábamos ya tranquilos?
¿No iban paralelos los caminos,
hacia un futuro de vejez,
de madurez
conjunta hasta la parálisis,
la muerte,
en el colchón
de tu habitación?

Apadrina a un gorrión

Apadrina a un gorrión,
dale pan mojado en leche.
Si me das un bofetón,
aguanto lo que me eches.

taparme

¡Canta, amor mío,
por la patria de la carne!
¡Calla, tengo frío
dame manta,
está hecha un lío,
quiero volver a taparme!

gozo

Cuando gozo,
cuanto gozo.
Si me froto
o me restriego,
cada pliegue
de mi escroto
se estremece
de placer.

entrepierna

Me castiga el cuerpo,
me reblandece la mente.
Me transpira el corazón,
me se coagula la entrepierna.

Cuando me dijeron que no podría volver a escribir

Cuando me dijeron que no podría volver a escribir casi sentí alivio. No porque el hecho de escribir suponga una carga muy grande en mi día a día, sino porque las consecuencias de haber aireado cada trapo sucio subconsciente a los cuatro vientos desde el primer cuento que me publicaron ha sido un peso demasiado grande sobre mi vida y la de los que, por decisión propia o divina han caminado a mi lado.

Me he separado de tres mujeres, con sus respectivos hijos, algunos se han venido a vivir conmigo, pero otros, al quedarse con sus respectivas madres, sólo los he visto de uvas a peras, con el consiguiente mal rollo de culpas y despechos paterno-filiales.

Ahora que me lo han prohibido so pena de muerte, en esta neo-dictadura democrática ya no tengo de qué preocuparme. Ya no escribo, ya no publico. To pa mí.

Tengo esta grabadora donde están quedando registradas mis palabras en este momento y donde cada día registro mis impresiones sobre mí mismo y el mundo. Pero no se lo dejo escuchar a nadie. Lo tengo bien escondido. Sería una pena que por un descuido tonto acabara mi cuello colgando de la soga de fibra de vidrio tan en boga en estos tiempos violentos e injustos.

Tocan a la puerta, tengo que abrir. 1 de Abrill del 2044. Madrid. Confederación Ibérica.