No me quiero dar pena
nunca más,
quiero darme gusto.
Quiero gustarme.
Quiero darme el gusto
de gustarme.
Este texto
sí me gusta.
Qué gusto.
24/10/13 Berlín
Cuando acabe de escribir estas palabras saldré a...
al sofá.
Y me pondré a mirar un episodio de la serie esta de mierda sobre los terroristas.
Para embrutecerme un poco hoy.
Y luego sacaré la lavadora
y tenderé la ropa
y ordenaré la otra que ya está seca
y pondré otra lavadora
y seré feliz.
Seré el maestro de las lavadoras.
Y seré muy feliz
cumpliendo con mi deber de hombre de su casa,
no dejándome caer en el abatimiento del sofá y los programas de televisión de medio día.
Sabré vivir.
Sabré vivir mejor que esos que se las dan de eso: de saber vivir.
Malditos asquerosos que se creen que pueden decirle a la gente cómo debe vivir.
Aunque la verdad es que pueden
y deben
porque la gente está muy perdida en esto.
En esto de saber vivir.
No saben vivir.
No sabemos vivir.
Gracias "Saber Vivir" por tus consejos sabios y desafiantes.
Cada día es un nuevo reto
gracias a tu presencia salvadora
en mi miserable vida de amo de casa.
24/10/13 Berlín
Joder, qué lentas van las palabras hoy,
parece que no avanzan,
parece que no se mueven,
parece que no se reproducen.
De donde vienen hoy tan lentas?
De donde vienen hoy tan cansadas?
Parecen medio muertas.
Derrotadas.
Y a donde irán después de ser escritas,
a donde irán después de ser leídas?
Viven eternamente las palabras?
O nacen, crecen, se reproducen y mueren?
Se reproducen las palabras?
Tienen centros de fertilización?
Pero qué lentas que van las palabras hoy.
¿Qué vamos a hacer con este cuerpecillo depresivo y miedoso,
que se arrastra por la vida como un ente canceroso,
de la sociedad activa?
Sí, sociedad activa.
Vuelvo a tener trabajo.
Curro para el enemigo.
Miento, engaño e idiotizo.
Soy el rey de la comedia, soy el payaso asesino,
de lo poco que le queda a la gente en su azotea.
Grabo, corrijo y magnifico las miserias de gentuza
que tendrían, sin embargo, que arrastrarse por limosna.
Pero qué más nos da, si se agrandan y enriquecen en el mundo de la subnormalocracia.
No, no me hace gracia.
Sólo paga el alquiler.
Y mis vicios, que no son pocos.
Ya no me como los mocos.
Pero salgo cada día a la calle y certifico
el alto grado de miseria de espíritu.
Y aunque no quiera, identifico
a los tontos y anormales que pagan con su estulticia
este sueldo de miseria.
¿Cuánto más he de venderme para estos monos con bombín?
Altos, sonrientes, rasurados,
educados.
Y con un punto de listeza,
ya que no de moral o inteligencia.
¿Quien es más tonto?
¿Ellos que lo provocan y se enriquecen?
¿O yo que me dejo vencer y caigo en la apatía?
¿Debo volver a las listas del Hartz IV?
Vaya mierda de poesía.