miércoles, 25 de septiembre de 2013

No me puedo acordar.

No me puedo acordar. No me puedo acordar.
Eran tres cosas.
Tres cosas más la cuarta.
Que al final no hacía falta.
No me puedo acordar.
¿Cual era la tercera?
Paquetes, estropajos y...
Joder, no me puedo acordar.
La cuarta era hilo dental.
Pero ya no hace falta.
Se ve que hay.
¿Cual era la tercera?
No me puedo acordar.
Qué rabia.
Es igual.
Vamos a la droguería y a ver si me acuerdo.
También podría comprar papel de cocina.

Entro en el paraíso del hombre de su casa. Nada más entrar a la derecha están los rollos de papel de cocina, los estropajos y... ¡bombillas! No hace falta ir a la ferretería a por bombillas. Las hay aquí. Bombillas de ahorro, bombillas ecológicas. Estas valen 2,95 y duran diez años, estas valen 14,95 y duran treinta. Joder... Debería de comprar las caras pero no me llega. Qué pobre soy. 
Avergüénzate. 
Busca curro.
Me quedo unos momentos embobado frente al aparador. Mis ojos distraídos recorren los estantes hasta que lo encuentro. ¡Eureka! 
¡Las escobillas del water! 
Me he acordado. Me he acordado. 
Eso era la tercera cosa.
Qué triunfo, que gran triunfo.
Me he acordado.
Un pequeño triunfo en realidad.
Un pequeño paso para la humanidad.
Eso es un hecho.
Pero un gran paso para mi mente castigada por años de pereza y dejadez.
De repente me siento tan feliz que empiezo a deambular por los pasillos para ver si hay algo más que pudiera necesitar.
Por ejemplo un limpia suelos para parquet.
Joder, qué caro. Debe de ser muy bueno.
Lo meto en la cesta.
¡Espera!
¿Qué era lo primero que tenía que comprar?
No me acuerdo.
...
¡Ah, sí!
Paquetes.
Formato Jumbo Maxi Plus.
Los violetas.
Ya está.
Prueba superada.
Pago y me voy a casa.
Una mañana más en la que logro comportarme como una persona normal.

martes, 24 de septiembre de 2013

Quiero ser una roca

Quiero ser una roca.
Moldeable.
Porosa.
Y luminiscente.
Quiero ser... 
una roca.

lunes, 23 de septiembre de 2013

-ar-

Donde más vamos a ahorrar.
Que otras opciones barajar.
Cantar, coagular.
Acaba también por -ar
Arturo empieza por ar-
Cómo ar-gentino
h-ar-apiento
ar-gumento
ar-ameo
meo acostado
me pongo de lado
para no mearme entero
en el suelo
no suelo
estirarme
si no es por haberme
emborrachado
tanto.

hoy me castigo sin salir

Me muero por un trago de algo 
que me haga olvidar. 
Si hubiera conocido por lo menos 
la panacea que me tranquilizara a tragos. 
Pero nunca he encontrado nada 
que me dé la paz, 
nunca he podido engancharme a algo. 
Nada me sirve, 
no me ofrece lo que debería, 
me miente desde la primera dosis. 
Y así no hay quien se drogue. 
Si no lo oculta ni un momento. 
Si no puede acallar 
los rugidos del dragón biliar 
no lo vuelvo a comprar. 
Para eso me quedo en casa 
y me castigo sin salir.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Die Linke

Hoy son las elecciones.
En Alemania.
Yo vivo en Alemania.
Hace más de diez años que vine a vivir aquí.
Parece ser que el centro derecha volverá a ganar.
Hay una página de internet,
donde puedes contestar un cuestionario
sobre los temas claves de la campaña
y te dice qué partido es el que se acerca más a tus ideas.
A mí me salió Die Linke,
La Izquierda Unida alemana.
Qué más da.
No puedo votar.
Tendré que asociarme.
Tendré que buscar otra manera de hacer política.
Qué pereza me da.
Los anarquistas nunca me tuvieron aprecio.
Siempre me menospreciaron.
Por mi aspecto supongo.
O por mi aparente buen humor.
No se puede sonreír en un mundo tan cruel.
Me lo apuntaré en una de mis listas de tareas:
"Buscar una modesta manera de ayudar a cambiar el mundo"
Sí.
Tengo que lograr sacar tiempo de algún lado,
para salvar el universo.
Me tendré que informar.

martes, 17 de septiembre de 2013

semos

Amigo olvidado. 
Amigo descuidado. 
Vuelve conmigo. 
Aunque no te merezca ya. 
Aunque me haya ganado el haberte perdido. 
Escribe conmigo aber sin ache. 
Grita conmigo: ¡Me s'ha caío!
Y regresemos por nuestros fueros. 
Que nunca nos pertenecieron. 
¡Pero hay que ver qué buen uso les dimos! 
¡Cómo nos lo pasemos! 
Cuando volvamos, 
si es que volvemos, 
que parezca que nunca nos fuimos, 
aunque por descuido 
más de una vez 
casi nos matemos 
por un descampado 
o precipicio. 
Olvidemos el impasse, 
el punto muerto en el que caímos. 
Porque ya salimos 
fuera del orificio. 
Ya semos 
parte contratante 
y mundana 
de la sociedad 
que antaño odiemos.

Entonces ven, Gurú.

¿Cuanto amor hay que tener para poder quererse a uno mismo?
¿Donde está la fuente de ese amor? 
Que alguien me lo cuente. 
O si no existe...
Si la sabiduría oriental miente. 
Entonces ven, Gurú. 
Desmiente 
las promesas con las que me convertiste en creyente. 
Y llora conmigo tu desesperación oculta,
creciente.
Llora un río de bilis por el sentido 
del universo. 
Que nunca ha existido.

Yo solo

Me moriré más lentamente. 
No moriré nunca. 
Viviré siempre el presente. 
No comeré nunca pasado. 
Ni esperaré un futuro soñado. 
Nunca más. 
A partir de ya: 
sólo ahora. 
Sólo el momento. 
Sólo carpe. 
Sólo diem. 
Sólo yo.

Yo solo.

Lado

Quiero estar a tu lado. 
Me gustaría estar de tu lado. 
Quisiera poder dejarte de lado. 
Poder apartarme a un lado. 
Quedarme helado. 
Velado. 
Escaldado estoy ya. 
Pelado a tiras. 
Magullado. 
Calado hasta los huesos. 
Solo. 
Abandonado.

carne amojamada

Como no puedo esperar a que vuelvas 
me moriré poquito a poco. 
Tan poquito a poco que llegaré hasta los cien, 
sobreviviré a toda mi generación.
Y desde la altura que me dará 
mi carne amojamada, 
reiré a carcajada 
limpia por el pasado desaprovechado 
y el futuro que nunca apareció 
para iluminar nuestras caras 
sucias, 
blancas, 
raras.

Hay que poner puntos y comas.

Hay que poner puntos y comas.
Pondré puntos y comas. 
Lo juro por lo más sagrado, 
aunque haya sido violado. 
Más de mil veces, 
se lo dieron de comer a los peces. 
Pero vuelve de sus cenizas, 
para vengarse y hacer trizas 
a esos seres tan malvados, 
que se juegan nuestro amor
a los dados.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Revolucionario

Como me gustaría
haber nacido revolucionario
pero me tengo que conformar 
con esta cobardía
y este mal fario.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Vendrá al fin Barrabás

- Huye de la palabra suave,
Escapa del mote amable.
Escarba bajo la costra
De la herida
Recibida
Por el mordisco de la ostra.
Come lo que haya,
Sin quejarte, sin muecas
De asco o de hastío.
Dale a la rueca.
Hila tu futuro
Con salchichas,
Que si no la espichas
Vivirás lo suficiente
Para no interesar a la gente
Impertinente.
Ni para que te escuchen
Ni un momento.
Un buen escarmiento,
Como el de Maria Sarmiento,
Es lo que tú necesitas.
Sin remedio.
Una paliza antológica.
Un sobrevuelo de muerte
Sobre las ruinas de la ciudad bombardeada.
Come, huye, escarmienta.
- Por favor, no me mienta:
¿Fuma, bebe, toma drogas?
No lo esconda,
Es importante
Que sepamos la verdad.
Para poder ayudarle,
Para poder asistirle.
Para dejar de engañarse
Y vivir conscientemente
De la fragilidad corriente,
Y moliente,
de su indomable corazón.
Batiente
Pero frágil,
Al que hay que cuidar.
Para ello tendrá que sobornar
A su pereza,
Con su consciencia
Y su paciencia.
O con reminiscencias
De vidas pasadas
Más sagradas.
Como cuando fue monje
De clausura,
O gurú
De un grupo de suicidas,
O parricida
Y miembro del pueblo de la usura.
- Hasta que decidas
Qué hacer con esta vida
En concreto,
El real decreto
Dictamina:
Que el dolor sin aspirina,
De cuando ya no quedan
más recetas,
O panaceas,
O mujeres feas,
Gordas insoportables
Que se quieran beber tu sangre viscosa,
Sin que haya una cosa
Que puedas hacer tú.
Por tu crónica apatía,
Por tu insalvable sentimiento
De inferioridad,
Tu abatimiento,
Tu depresión superficial
Pero constante y pegajosa.
Que no se agota,
Pero tampoco crece
O te ofrece
Ni un resquicio
De agonía,
De drama,
O de momentos admirables,
Todo será un agridulce.
Todo será un gris afable.
Una mierda que no huele,
Seca, casi disecada.
Hoy me asomo a la ventana
Y me la mama
El mundo y su energía,
Su afán
Por el progreso,
Su amor rabioso por el seso...
Aunque a veces sea eso
Lo que busco con ahinco:
Cinco o seis palabras más,
Cinco.
¿Y vendrá al fin Barrabás
Para ofrecerme su ayuda,
Para darme su mano,
Entregarme su legado
Y ser al fin especial,
Aunque sea por lo malo?

Cuando no se sabe qué decir

Cuando no se sabe qué decir,
Te lo tengo dicho,
Mejor será no escribir.
Cuando estoy a punto de saltar,
Me asalta el pensamiento:
"No llego, me voy a matar"
Muchas mañanas al salir
El miedo me atenaza,
Preferiría morir,
Antes de tener que enfrentar
La realidad de cada día...
Correr, esconder,
Tapar, olvidar.
Sobrevivir:
Existir.

8/9/13 Wernsdorf

sábado, 7 de septiembre de 2013

Arcadas de vida pasada

Arcadas de vida pasada,
me atacan,
como las olas del mar
a la arena cansada
de una playa gris del norte.
Se llevan los guijarros de unas esperanzas
antaño fuertes y contorneadas.
Ahora, informes y gastadas.
Casi muertas.
Ahogadas por la realidad
de mi impotencia,
de mi incapacidad.
De mi arritmia vital.

7/9/13 Wernsdorf. Mañana de resaca.

jueves, 5 de septiembre de 2013

En el bar Loan

En el bar Loan, donde los chocos van a dos cincuenta, 
los viejos toman carajillos para desayunar. 
Entre copa y copa salen a fumar. 
Te canto un fandango natural. 
¿Qué no? ¿Cuánto me das? 
El cante se paga. Y eso es cante de verdad. 
No me jodas, Manué, canta ya. 
Y Manué se arranca y deja de cantar. 
No pares, coño. Y Manué pone la manita. 
Pa lo que me vas a dar, ahí tienes cante una jartá. 
Hijo puta, Manué, eso no se hase. 
Terminan el Ducados y entran al bar. 
Gritan. Toman otra. 
En el bar Loan, donde los chocos van a dos cincuenta, no se fracasa nunca. 
El fracasado no puede fracasar.

Iván Romero Varo 5/9/13

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Cuento para idiotas o para señores acabados de afeitar


"Cuando se me mete algo en la cabeza no paro hasta conseguirlo".

Que frase tan manida, que ganas de darse bombo. Cuando alguien dice eso en mi presencia intento sacármelo de la cabeza lo más rápido posible. Y es que me imagino a la persona y me pongo a sudar de asco, a temblar de rabia y a contracturarme de pena.

El caso es que aquella mañana en el ayuntamiento, la persona que estaba delante de mí en la cola dijo esto. Y el funcionario bigotudo asintió condescendiente mientras esperaba paciente que la impresora sacara finalmente los certificados de residencia.

Pero detengámonos un momento en el bigote del funcionario, en su bigote y en su persona. Porque creo que tanto ese bigote como ese tipo de personas están en peligro de extinción en nuestro país. No puedo hablar por otros países porque, aunque me gusta viajar y lo hago a menudo, procuro alejarme lo más posible de la clase funcionarial extranjera, no por lo extranjera sino por lo funcionarial, ya se entiende.

Pero parémonos un momento en ese bigote. Creo que se merece una descripción minuciosa: 

Poblado... Sí, poblado es la palabra justa, pero no sólo eso... Recortado de manera redondeada, ¿saben a lo que me refiero? Un bigote en el que los pelos situados en la parte más cercana a la nariz caen por encima de los otros formando una curva perfecta. Supongo que el tamaño del bigote no sólo depende de la cantidad de pelos por centímetro cuadrado sino también de la superficie entre la nariz y el labio superior, seguramente también de la anchura de la cara y de la longitud de la boca. En este caso lo que hacía al bigote tan imponente era definitivamente la larga distancia entre los orificios de la nariz y el comienzo del labio superior. 

El funcionario tenía, además, una cara muy fina y alargada y una cabeza, en su volumen total, más que considerable.

Ahora mismo tengo una visión muy clara de lo que sería esa superficie en caso de que se afeitara el funcionario el bigote. No sé si la imagen me viene porque algún día se lo afeitó y se me quedó grabado o porque se me mezcla con alguna imagen de José María Aznar cuando se le ocurrió también afeitarse. 

Quizá sea sólo mi imaginación calenturienta.

Bueno... a decir verdad, no sólo su volumen era remarcable, sino también sus colores. En la parte superior se veían unos milímetros de pelo de un color blanco-grisáceo que delataban la edad del buen hombre y su intento mediante tintes de no aparentarla. Casi todo el resto del bigote era de un castaño reluciente. Sólo las puntas inferiores, ligeramente desaliñadas eran de un color amarillento por los efluvios del tabaco. 

En este preciso instante me lo estoy imaginando, en una mañana de invierno, muerto de frío, con la chaqueta sobre los hombros sujeta con la mano izquierda mientras con la derecha apura un cigarrillo antes de volver a entrar a la oficina de la casa consistorial.

¿Qué más? ¿De qué iba la historia? No tengo ni idea... Se me fue el funcionario al cielo.

Releyendo el principio del relato veo que se hace referencia a otra persona, colocada en la fila en primer lugar diciendo "Cuando se me mete algo en la cabeza no paro hasta conseguirlo".
Pero aún así no logro acordarme de lo que iba la historia. No logro acordarme de qué es lo que quería contar exactamente. No logro llegar a ningún tema central ni a ninguna línea narrativa por mucho que me esfuerce en recordar.

Creo que tendremos que dejar el relato aquí. Ahí quedan un par de imágenes más que interesantes con las que habéis podido pasar un buen rato en la pausa del café o en la del pitillo en caso de que estéis leyendo esto desde vuestro teléfono inteligente.

Qué bien que haya teléfonos inteligentes, qué pena que haya tan pocas personas inteligentes. 

Qué pena que los hábitos de lectura impuestos por el internet, los teléfonos inteligentes, el tuiter, el guatsap y ese tipo de cosas nos conviertan a todos en personas con menos capacidad de concentración, de reflexión y, en definitiva, más superficiales.

http://www.extoikos.es/pdf/n2/extoikos2_queestahaciendointernet.pdf

Berlín 4/9/13

lunes, 2 de septiembre de 2013

estarás muerto

Cuando por fin sepas lo que hacer con tu vida
ya no te quedará nada de ella para llevarlo a cabo
si el vivir es un suspiro
será eso un milisegundo de claridad ardiente
ya no existirá la gente
sino en tu último sueño
y ellos te recordarán,
un tiempo
pero eso a ti te dará igual
estarás muerto.

memoria de pez



Cuando te miré por primera vez
supe que tenías memoria de pez
que de un momento a otro olvidarías
que me quieres sin remedio
y de pronto me dejarías
aunque antes me contarías
alguna que otra sandez
para quitarte de en medio
con flagrante rapidez
esas ideas sombrías
que pudieran entremedio
hacerte ver tu estupidez.