domingo, 31 de enero de 2016

afortunado

Cae el granizo sobre el parabrisas,
forma líneas de fuga fugaces
que señalan un punto preciso
en el cielo negro.

Pienso en Rusia,
en un carro tirado por caballos,
en una tormenta de nieve,
en un hombre tapado por unas pieles gruesas,
cagándose en sus muertos en ruso.

Y me siento afortunado,
por tener parabrisas,
y calefacción,
y asientos reclinables,
y elevalunas eléctricos.

Que se joda el ruso.

carne muerta

No comprendo al suicida,
todavía no.
Espero no comprenderle nunca.
Espero no saber nunca
el nivel de dolor,
de terror
que siente el suicida
antes de serlo,
antes de convertirse
en carne muerta.

aterrorizado

Estoy mal.
Me despierto aterrorizado,
a las seis de la mañana,
todos los días.
Tengo que levantarme
y hacer yoga, 
leer 
o ducharme 
para que se me pase
el acojone.
Es un miedo
constante,
sin motivo
aparente,
carente de fondo
ni forma.
Un coñazo informe,
vamos.
No quiero ser así.
Quiero vivir sin horror,
quiero estar tranquilo,
olvidar la derrota,
la incapacidad,
la impotencia.
De momento
no lo logro.
Cada día estoy peor.
Pero sigo luchando.