Me despierto aterrorizado,
a las seis de la mañana,
todos los días.
Tengo que levantarme
y hacer yoga,
leer
o ducharme
para que se me pase
el acojone.
Es un miedo
constante,
sin motivo
aparente,
carente de fondo
ni forma.
Un coñazo informe,
vamos.
No quiero ser así.
Quiero vivir sin horror,
quiero estar tranquilo,
olvidar la derrota,
la incapacidad,
la impotencia.
De momento
no lo logro.
Cada día estoy peor.
Pero sigo luchando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario