Me mata la paranoia,
me meto en la boca un helado de chocolate blanco y queso parmesano,
me reanima la sonrisa de mi hija,
me mira un extraño,
se reaviva la paranoia,
mi hija me salta encima,
ríe, pelea, disfruta,
yo me como mi miedo
y hago como que soy feliz.
Espero que no lo descubran,
espero que no me lo noten.
No parece.
Siguen riendo, siguen jugando.
¿Y yo?
Sigo aquí.
Blog de poesía y relato corto para jóvenes y jóvenas de todas las edades
sábado, 28 de junio de 2014
No tengo derecho
Me empalago con mis versos,
que malo soy, que malo soy.
No tengo derecho a escribirlos,
no tengo derecho a escribir.
que malo soy, que malo soy.
No tengo derecho a escribirlos,
no tengo derecho a escribir.
ni perdiz
Se me acorta la vida por delante,
se me alarga por detrás.
Qué más quisiera uno,
que aburrirse tranquilo y feliz.
No da el mundo un respiro,
ni final, ni perdiz.
se me alarga por detrás.
Qué más quisiera uno,
que aburrirse tranquilo y feliz.
No da el mundo un respiro,
ni final, ni perdiz.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)