Ordena tus mierdas
un rato,
poco a poco,
no te estreses,
no te ofusques,
sólo un poco,
muy de a poquito,
muy poquito a poco,
¿cuantas mierdas tienes por ahí tiradas?
¿cuantas?
¡No las cuentes!
¡No!
¡No las cuentes!
Déjalas estar.
A todas,
menos a una.
Esa la coges,
la miras a los ojos,
ojos inyectados en mierda,
la miras
y le dices:
basta.
Tú ya no perteneces a mi mundo,
te relego,
te vendo,
te desecho.
Una a una,
sin contarlas,
sin agobios,
sin prisas
pero sin pausas.
Acaba con tus mierdas.