Vivo en una dispersión cósmica.
No tiene principio
ni fin,
de magnitud
indescriptible,
invencible, indestructible,
inevitable, insondable.
Y a pesar de ello,
aquí estoy.
Dándome de cabezazos
contra ella.
A ver
si se rompe
Y eclosiono
de una
puta vez.
¿Por qué nos
negamos
lo que más nos gusta, con la
excusa
de la pereza, o por esa
resistencia
a empezar, retomar o acabar
las cosas?
Estamos
aquí
para esto,
para lo que al
principio
cuesta, y luego,
fluye.
¿Lo quieres o es un antojo?
¿Es una necesidad vital o una dependencia?
Todas estas cuestiones
y muchas más
serán contestadas en
La Tómbola de la Autoayuda.
14.7.22
Me molesta la barriguita esta que tengo ahora.
Me molesta cómo se ve, pero también lo que representa.
La enfermedad mental que representa.
La enfermedad del miedo y la dejadez,
de tensiones,
de capas de tensiones,
acumuladas año tras año,
desde la frustración primigenia,
desde la vergüenza original.
Vivimos con ellas enquistadas,
sin notarlas,
convertidas en caparazón protector.
Solo al remover los posos
con el yoga, la meditación o el
tequila
se separan esas capas,
que no son tectónicas pero se deslizan.
Y comienza la fricción,
y se abre la caja,
que no es de pandora,
aunque sí guarda fuegos,
que no son artificiales, sino naturales.
Completamente
aferrados
a tu naturaleza.
Y al desprenderse
duele o saltan.
Y matan.
Solo cuando todas esas fieras han sido evacuadas,
y las capas
reblandecidas
se han separado,
caen por su propio peso,
o se pueden retirar,
con una espátula.
Poemas raros de alguien que no conozco, de alguien nuevo, de un ser químicamente diferente, acidulado, amargado, revenido, afligido, agorero, temporero. ¿Mierdoso?
Cansado, agobiado, estresado, ingresado, atribulado.
Demasiado.
Menos.
Borra.
Cancela.
Enfoca.
Medita.
Respira.
Encauza.
Refuerza.
Menos movimiento. Más certero.
Ama. Mira hacia dentro.
Bloquea lo que te esparce.
Cancela la dispersión.
Conviértete en un láser de energía híper concentrada roja de amor y de razón.
Encuentra eso que sólo tú puedes ofrecer y de que los otros carecen.
Y luego regálalo.
Repártelo por tierra, mar y aire.
Sin compasión.
No sé si me convence
mi propia manera de expresarme,
tan poco erudita,
tan poco leída,
con esas lagunas profundas
en una educación poco aplicada,
vaga, superficial y olvidadiza.
No sé.
¿Debo crear? ¿Debo estudiar?
¿Y, qué leer? ¿Alguien me ayuda?
Necesito un amigo, una amiga, une amigue,
une sabie, una sabia, un sabio
que me indique un camino cualquiera.
La mañana me despierta cada día,
miedoso, cansado,
revuelto en sueños incordiantes,
temblorosos, irritantes.
Me acompaña
del sueño a un despertar tenso,
ácido, microdoloroso.
Y a pesar de todo,
con el tiempo abro los ojos,
me incorporo,
hasta me levanto.
Dejo atrás todo el tormento
y me pongo a funcionar,
trabajar, vivir, amar.
¿Qué otra cosa puedo hacer?
