lunes, 2 de noviembre de 2015

en el metro



Pedro había dormido tres horas, le dolía ligeramente el talón izquierdo, forzado por la postura adoptada para no perder el equilibrio, mientras se agarraba con el brazo a la barra de metal. Cambió ligeramente la posición de los pies y le dejó de doler. Al cabo de un momento empezó a notar el otro pie. Por suerte, se levantó en esa estación una señora y se pudo sentar. Nada más sentarse empezó picarle el culo. Levantó la vista del aparato y miró a su alrededor. Nada logró llamarle la atención y volvió a dirigir su mirada hacia el texto que estaba escribiendo.

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