qué cabeza pastosa,
cuanta mucosidad
en el fondo del paladar.
Pero no puedo descansar,
no puedo volverme a acostar.
Tengo que levantarme
e ir a trabajar.
Tengo que aparecer por una esquina de mi monitor,
arrastrándome como un vil gusano,
de programa en programa,
de aplicación en aplicación.
Mareando el interfaz,
luchando con la tentación del feisbuc,
del tuiter,
del marca
y el país.
Intentando futilmente
no perder el tiempo y los nervios
girando la ruedecita del ratón
infinitamente
mientras la pantalla va subiendo,
y subiendo,
y subiendo.
Y los textos,
y las imágenes,
y los anuncios
se van sucediendo.
Sin sentido.
Y sin final.
No hay comentarios:
Publicar un comentario