Cadaveras de tungsteno se abalanzan sobre nosotros,
ellas fijan tus matices,
ellas generan tus sombras,
y mientras yo me aterrorizo por el peso del ahora,
tú vuelas por encima de nuestros gádgets electrónicos
y nuestros sueños más febriles,
para darnos,
ofrecernos,
regalarnos
momentos de verdad al cubo,
de megaverdad,
de mentiras absolutas como puños,
que nos creemos,
que nos enamoran.
Y entonces sé,
que también engañarán a otros,
que caerán fulminados de amor
como nosotros caemos ahora.
Y se disipa el miedo,
y por un segundo:
La felicidad.
La felicidad plena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario