Caminando por las calles
en el uno de mayo,
la fiesta nacional berlinesa.
las mujeres pasan por nuestro lado
atacándonos con su belleza
y juventud,
como si fueran un coño
inmenso y multiforme
que se pega a nuestra piel,
arrancándola sin piedad
de nuestros pobres huesos
sangrantes de amor
no correspondido.
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