lunes, 15 de abril de 2013

Un nuevo amanecer


Cada día es un nuevo amanecer
frío, gris, amenazador a más no poder
Cada mañana renacen las esperanzas
tísicas, angustiadas al ver que no las alcanzas
(tísicas, lejos, no las alcanzas)
Trabaja la abeja afanosa en su panal
hastiada, aburrida de su vida tan banal.
El cielo azul me regala su inmensidad
al fondo lo hieren las agujas grises de la ciudad.
El aire en la carretera trae fragancias del mar
de petróleo y basura, que ganas de vomitar.
Crecen las flores de colores en el campo
las miro por la ventanilla, me despisto, me estampo.
Resuenan en mi cabeza las risas de ayer en la noche
ya sólo queda resaca, dolor, vergüenza, reproche.
Logro apagar el motor, quitarme el cinturón, salir del coche.
Me limpio la sangre que me corre por la frente,
me mareo, me arrodillo y sonrío, de repente
se me ilumina algo, una idea brilla en mi mente
una frase, una verdad se acerca inminente
irradiándolo todo, con su luz, ardiente.
Pero ello huye, se me escapa sin poder aprehenderlo
así es ella, la sabiduría conseguida de estraperlo.
Y se agolpan las palabras en la boca del estómago
gritan, se retuercen, intentan alcanzar el esófago.
Yo
las mantengo encerradas, castigadas sin salir,
se entremezclan, se maceran y se empiezan a pudrir.

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